Un árbol con alma, originario de Asia Occidental, fue introducido en Europa en la Edad Media cuando se conoció aquí la seda porque sus hojas son prácticamente el único alimento de los gusanos de seda.
Este año, a pesar del frío que ha hecho esta primavera, hay un montón de moras en nuestro árbol – menos mal que nos ha dado tiempo a saborearlas antes de irnos a Suecia.
¡¡¡ Qué ricas!!!!
Me traen recuerdos adorables de ni niñez en Logroño, cuando íbamos a cogerlas al campo.
también recuerdo lo que nos decía mi abuelita cuando nos manchábamos con una mora negra
«la mancha de la mora con otra verde se quita». Nunca supe si era verdad.
Besitos
Aha… lo probaré… porque hay muchas manchas!