Es una antigua celebración con mucha tradición atada – se ha encontrado jeroglíficos y monumentos de piedra que demuestran que desde la Edad del Bronce se lleva celebrando este día que es el más largo del año – en el norte del país no llega a ponerse el sol en toda la noche.
Hoy se reunen las famílias y los amigos para bailar y jugar alrededor del «midsommarstång» (una cruz cubierta de hojas y flores) y en todas las casas se sirven arenques con patatas cocidas y de postre fresas recién maduradas en las huertas.
Pintura de óleo: Anders Zorn, 1897
Gladmidsommar desde el centro de Madrid
Y desde las afueras de Madrid también, jeje.