Parte de la plena consciencia es observar sin esperar nada.
Casi por inercia pasamos todo el día comparando, juzgando y catalogando personas, lugares y situaciones. Nuestro cerebro está todo el día analizando a tope. A parte de consumir un montón de energía nos dificulta o impide ver las cosas como son – las personas de verdad – las intenciones del otro.Observar una situación sin juzgarla da una sensación de libertad especial – objetividad y simple verdad.
Normalmente somos muy duros con nuestro propio físico así que empezamos por aquí. Mírate en el espejo un momento. Toma nota de las observaciones que haces que valoran tu rostro e intenta cambiarlas por una descripción pura – ni negativa ni positiva – solo lo que ves.
Vuelve a hacer esto una vez al día esta semana – un momentito observando tu mano, una persona, un objeto o una situación – sin valorar, solo describir. Es un ejercicio muy simple pero cuando lo consigues, e incluso te sale natural, te da una sensación de liberación.
Genial reflexión como siempre!!!!
Haré el ejercició, Anna 🙂
Lo haré.
Un beso