Una pareja acababa de ser padres por segunda vez. Un día cuando el bebé tenía un par de meses el niño de cuatro años les pide que le dejen a solas con el pequeño un rato. Les parece bien pero, por curiosidad, se quedan cerca para escuchar.
El niño coge la manita del bebé y pregunta:
– Hermanito, me puedes contar un poco sobre Dios – a mí se me está olvidando…
Se me han saltado las lagrimas… Que triste que se nos olvide en el día a día.
Si, la pregunta del niño es precioso – da que pensar…
Precioso! !!!!
Si, verdad!
¡¡¡Precioso!!!
Qué bonito Anna! Que no se nos vaya la inocencia…Un abrazo guapa.
Uf… los pelos de punta.
Y curiosamente no se que añadir…creo que nada
Es genial. No cabe duda de que cuando nacemos llegamos con algo especial que por algún motivo vamos perdiendo poco a poco. Un abrazo.
genial es muy buena
Aunque nos hagamos mayores, muchos no perdemos esa pizca de inocencia que nos hace ser más humanos.
Es por eso que debemos mantener siempre nuestro niño interior, ellos siempre están más cerca de El debido a su inoncencia.
A mi, igual que a Pilar, también se me han puesto los pelos de punta.
Si, es precioso… Da que pensar, verdad!
Ellos no dudan…
Si, da qué pensar, sobre todo cuando con los años nos entran las dudas… habrá algo después?, hay alguien ahí?.
Y necesitamos que lo haya.