He dormido mal. La mañana no me ha cundido e intento escribir mientras los niños juegan en la habitación de al lado con voces altas que no paran de llegar a mi en un continuo chorro. Me entran ganas de decirles que se callen pero… paro un momento – cierro los ojos un momento y respiro – y me concentro en escuchar lo que dicen, en seguir su juego a distancia y en ese mismo instante el ruido cambia a ser sonido. Mi agobio desaparece y me invade la felicidad escuchando dos pequeñas personas creando un mundo imaginario basado en sus impresiones del día.
Disfruto… y sigo escribiendo…
Con el parón he ganado tiempo, he recuperado la concentración y – sobre todo – calidad de vida.
Parar y respirar, un buen consejo.
Si es un buen consejo.
Difícil de seguir, pero gratificante seguro si lo consigues.
Qué tierno…
Parar… hacerte conciente… despertar!
Qué bonitas palabras! Me ha encantado leerte ;P
¡Me gusta mucho la idea que propones en este post!
Gracias! A lo mejor no es fácil pero si sencillo… vale la pena intentarlo!
Hola, Vidaanna:
Antes de nada, muchas gracias por acercarte a nuestro blog. Siempre serás bienvenida.
El tuyo me ha gustado mucho. Este post, por ejemplo, me parece bello, entrañable, sabio.
Nuestro mundo no deja de ser una interpretación de la vida, y merece la pena quedarse con lo bueno.
Saludos cordiales,
@evajg