Increíble pero cierto: estoy aprendiendo SURF… y me encanta!
Pensé que me iba a dar miedo la fuerza del mar, que me iba a agobiar el traje, que no iba a ser capaz de controlar la tabla en aguas revueltas pero cuando me meto en el agua me olvido de mis miedos y solo busco la ola.
El esfuerzo físico es enorme y salgo totalmente agotada; temblando, con moratones y rodillas hinchadas. No puedo decir que me divierte (todavía) pero se ha vuelto un reto personal. Todas las noches decido no volver pero la mañana siguiente estoy allí en la orilla midiendo las fuerzas naturales del mar y el viento.
Saboreo nuevas sensaciones y me llena el deseo de enriquecerme con un nuevo logro.
Jeje, qué valiente mi niña.
Y que envidia con el calor que hace en Madrid estos días.
Que guay! Disfruta
Eso es plenitud! Felicidades!
Ánimo!! Enhorabuena por atreverte a aprender cosas que nunca pensaste. Yo hice lo mismo con el running, yo que era la torpe de clase de gimnasia, y ahora me hace muy feliz salir a correr. La felicidad no conoce de torpezas, sólo de emociones.
Si, la verdad es que me he superado 😉
Ya estoy en casa otra vez – lejos del mar y bastante magullada pero MUY satisfecha!