Yo crecí en el campo con muy pocos niños a mi alrededor. Pasaba el día (bastante) sola en el medio de la (casi) nada pero no recuerdo sentirme sola jamás – no recuerdo sentirme aburrida nunca…
Pasaba el día en mi cuarto dibujando, cortando, pegando,… o en el taller de mi padre serrando, clavando, pintando,… o el bosque cavando, construyendo, descubriendo,…
Mi creatividad no veía obstáculos.
Mi imaginación no tenía límites.
El mayor regalo que me hayan podido dar jamás, consciente o inconscientemente, fueron esos años en mi infancia en los que el tiempo y el espacio era mío – esos años me dieron herramientas que siempre llevo conmigo…
El “aburrimiento” es un motor muy necesario.
Si, yo también lo creo… De allí nace la creatividad!
Supongo que depende de cómo seas. Yo acuso mucho la soledad, necesito ruido a mi alrededor. Aunque tambien disfruto de esos ratos en solitario, tengo que saber hay alternativa.
Dicen que en esos primeros años se forman las estructuras que luego nos hacen sentir en el cerebro. Esa infancia que de alguna manera es otro yo. Sin embargo no recuerdo que hacía en esos momentos, la poesía apareció como un gran barco ya en la adolescencia.
Para mi igual – la poesía me llegó…o me salió en la adolescencia. A lo mejor siempre está allí pero de niño no necesitas poner palabras…?!?
De niños es probable que el lenguaje pudiera ser algo sin sesgos, ni siquiera dictados por la mente o las emociones. La adolescencia ya tiene una parte de emoción en lo que deseamos expresar y crear.