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Dulce Noviembre
Mañana del frío Noviembre lleno del brillo y del intenso color del aire. La escarcha marca cada línea que forman hojas, troncos, árboles,…
Me regalo dos minutos en el medio del prado y en el medio del movimiento – justo entre lo que he hecho y lo que voy a hacer.
Siento como mil y un reflejos de sol me llenan – me llenan los ojos, la piel, los pulmones – me llenan cada célula de mi cuerpo con nitidez.
Respiro el ayer, inspiro el hoy.
El hoy brilla de frío,
… por frío, con frío y luz.
Los rayos de sol se reflejan y se multiplican por mil en el aire iluminando los diminutos copos de hielo que juegan en el aire como si la gravedad no les afectara. Estrellitas que veo y que inspiro si no podría pensar que no existen porque no hay ni una nube en el cielo impecablemente azul.
A lo mejor no caen – a lo mejor se elevan desprendiéndose del césped, de las hojas y de los árboles.
Magia.
Instantánea bajo cero
16ºC bajo cero
El silencio en el mundo congelado es impactante – como si el campo estuviera conteniendo la respiración. Los rayos de sol brillan de frío y el aire se ha detenido en su movimiento.
Todo, precisamente todo, está recubierto de estrellas de hielo – miles de millones y cada una única.
Un momento congelado.
Desayuno con olor a pan y movimiento matutino
Esperando en la puerta de la imprenta con humo saliendo de la boca, por el frío, capturando los primeros rayos de sol de invierno.
Los frenos de los autobuses chirrean. Niños con mochilas en camino al colegio. Pasos de tacones rápidos en la acera. Un perrito levanta la pata. Cerraduras se abren. Unos Nike’s pasan corriendo… «just do it»…
Busco la puerta de la panadería de la esquina y al entrar me arropa el olor a pan recién sacado del horno y la aroma calentita de café…
Otro día – nuevo día.
Ese noviembre…
Ensalada de Verano de Judías
Un instante – de Frío y Calor
Recorro – corriendo – dos manzanas bajo la intensa lluvia sin abrigo ni paraguas. La calle está casi vacía pero hay una persona apoyada contra una pared y cuando paso por delante de él alza su paraguas para darme protección al menos ese metro que alcanza…
Me abren la puerta de la joyería al llamar al timbre y con la ropa mojada y el pelo goteando me encuentro con el calor del pequeño local y de una persona dentro que me mira, me ve y me sonríe…
A pesar del frío…
Diciembre con color a frío
El color del frío baña el paisaje de la mañana y los contornos se vuelven nítidos. Un intenso tono azul plomo marca el horizonte y los pantones del invierno se profundizan. Aire limpio – cristalino.
Sale un sutil y claro vaho de mi boca y siento que necesito mis calcetines de lana de modelo «abuela-del-norte-de-Suecia» y leña de encina para la chimenea.
Limoncello casero
Agridulce y amarillo como el sol…
Disfruta de este licor tradicional italiano bien frío – digestivo y refrescante – ideál para estos días calurosos de verano.
Ingredientes: 12 limones, 7,5 dl de vodka, 6 dl de agua y 2 dl de azúcar blanco
Empieza por pelar de manera fina las cáscaras de limón – solo la parte amarilla ya que la blanca da un sabor muy amargo. Coloca las cáscaras en un tarro de cristal y exprime el zumo de los limones encima y echa el alcohol. Cierra el tarro herméticamente y deja reposar durante mínimo 5 días en un lugar fresco y oscuro. Está listo cuando las cáscaras han perdido su color y el líquido se ha teñido de amarillo. Hierve el agua con el azúcar y viértelo al tarro una vez enfriado. Después de otra semana de reposo está listo.
Sirva tu Limoncello muy frío y saboréa el verano!