«Trata a los demás como tu quieres que te traten a ti.»

Margarita

– otro decir de mi difunta abuela…

y la diferencia, con solo un pequeño gesto, es asombroso!

Si el primer contacto con una persona desconocida la inicias con una amplia sonrisa y una mirada a los ojos tienes todas las posibilidades de pasar el día entre sonrisas.

Por desgracia hay personas que son demasiado infelices para percibir e interiorizar una sonrisa de otra persona… pero en vez de sentirte ofendido o incomprendido por un trato injusto piensa en que, a lo mejor, has podido dejar una huella que ilumina su corazón por la noche…

Conscientemente he utilizado una sonrisa – para mi casi exagerada – al entrar en sitios donde sé que lo que voy a pedir es algo espacial, un poco fuera de lo habitual, exigiendo un poco más de atención o trabajo (ahora mismo tengo en mente la imprenta) y además me he mentalizado en la puerta para intentar a transmitir esa energía positiva a través de mi mirada y postura corporal que hará la diferencia entre un resoplo profundo negando con la cabeza y un interés por hacer algo nuevo y distinto que puede hacer este día tan interesante.

La verdad es que si te rodeas de sonrisas te sientes más feliz – ¡eres más feliz!

Otra joya en la librería:

Libro Volo

«Un lugar en el Mundo» de Fabio Volo.

El primer libro que leí de Fabio Volo fue «El tiempo que querías» y me gustó muchísimo. Este autor italiano escribe tal como se habla – con sencillez y mucho humor pero sin perder la profundidad en sus reflexiones.

Acabo de terminar «Un lugar en el Mundo». Cuenta la historia de Michel y su mejor amigo Federico, amigos desde la infancia que comparten todo pero un día, cansado de la monotonía de su vida, Federico se larga sin mas. Cuando vuelve es diferente, renovado, sereno – enamorado de una chica y de la vida misma. Pronto vuelve a partir pero esta vez para no volver nunca más y eso le impulsa a Michel seguir su ejemplo.

Esta pequeña novela habla sobre sentimientos y situaciones que creo que todos reconocemos.

 

Un día…

Verano Suecia 316Hacha

… paseando por el bosque, encontré un hacha roto. Estaba profundamente metido en un tronco. Alguien había intentado – con todas sus fuerzas del alma – partir la leña. No le habían faltado ganas, ni intención, pero el mango de madera se había partido…

Espero, por lo menos, que se quedó con la sensación de haber hecho el máximo posible para conseguir su propósito…

En cualquier situación en la vida – con saber eso – ya has hecho todo.

 (para mi amiga Ana)