«Ningún niño debería tener que…

… creer que el mundo está a punto de hundirse. Es nuestra responsabilidad mostrar lo contrario. Es nuestra responsabilidad mantener encendida la llama.»

Reflexión de Daniel Mendozaninos en cesped

Es nuestra responsabilidad no contaminar las pequeñas personas a nuestro alrededor con pensamientos catastróficos pero, a la vez, darles sabiduría para cuidar nuestra sociedad y nuestro planeta. Es nuestro deber fomentar el sentido de la responsabilidad y hacerles ver la importancia en cada acción – por pequeño que sea – para que no se paralicen por el sentimiento de impotencia. Es nuestra responsabilidad darles vista global pero con la mirada en su mundo directo. Es nuestra responsabilidad, como padres y adultos, que sigan viviendo con ganas e ilusión, pensando que siempre pueden confiar en lo bueno.

Reflexión mía…

… y la vuestra?

 

Footprints in the Sand

palmar 016

«No importa, que más da.» – «Soy una gota en el mar.»

Por muy raro que parezca, este pensamiento me da paz. No quiero decir, para nada, que mi vida no sea importante para mi o que no siempre lucho por la vida de mis queridos, por la de la naturaleza, el medio ambiente y la del mundo mundial pero me ayuda a no sentirme tan sumamente impotente.

La responsabilidad siempre me ha pesado. Me acuerdo de niña, muy niña, llorando en mi cama porque había gente muriéndose de hambre en África o por los judíos que habían muerto en los campos de concentración muchos años antes.

La frustración que siento al ver que hay cosas injustas, o malas según mis creencias, es casi insoportable. En mi día a día puede tratarse de cualquier cosas como una cena no perfecta, un coche aparcado ocupando dos sitios sin respetar los demás que necesitan aparcar, el egoísmo de un adolescente, la perdida de un libro, la contaminación, la mentalidad «gastar y tirar», las guerras,… ya ves; cualquier cosa – y la mayoría de ellas fuera de mi alcance en cuanto a poder influir.

El intentar encontrar las proporciones reales, en las dimensiones del cosmos y del tiempo, de lo que yo importo en «el todo» me tranquiliza. Siempre haré lo máximo posible por el bien de este mundo y por mi vida porque, pudiendo cambiar mucho o poco… o nada, la satisfacción personal es enorme cuando veo el reflejo de mi esfuerzo y de mis intenciones en mi alrededor… pero más que el máximo es imposible.

Hmmm…   … no hay mar sin gotas…!