Este fin de semana me ha llenado tormenta y calma. He disfrutado del fuerte viento tirando de mi pelo y de mis pensamientos, del cielo espectacular de tormenta dando un tono mágico al campo. También he disfrutado de momentos delante de la chimenea con olor a encina y marshmello, de ratos con niños y un puzzle interminable y, como no, con la acuarela.
El amanecer es largo hoy – la luz del día no tiene prisa por invadir su espacio y las nubes pesan como un edredón de plumas justo por encima de los árboles.
Abro la puerta al otoño e inspiro el olor tan típico de la lluvia, los colores han ganado en intensidad en un tono más oscuro y escucho todos los sonidos suaves y mojados.
Busco en el cielo indicio de tormenta – ese fenómeno que me fascina infinitamente. Los perros están pegados a la puerta de mi taller así que llegará…
Llego el otoño un día de lluvia.
…que, curiosamente, no hemos dado un nombre propio. Lo llamamos según cultura e idioma y normalmente significa y representa a Dios.
El sol se encuentra actualmente en una fase muy activa y se espera que alcance su máximo durante este año. Los expertos alertan de que las tormentas solares pueden afectar las redes eléctricas, los satélites y las telecomunicaciones en la tierra.
Imagínate, por un instante, las consecuencias que tendría un apagón de electricidad y de la comunicación satelital para tu vida…
…pero (!) …lo positivo es que la ciencia ha avanzado mucho durante los últimos tres años y ahora tenemos la capacidad de prever una ola de campo magnético lanzada por una tormenta solar y, gracias a eso, avisar con tiempo a por ejemplo las compañías de líneas aéreas para que cambien rutas o cancelen vuelos y a las compañías eléctricas para que puedan evitar mayores destrozos protegiendo instalaciones claves. Además todo indica a que el tamaño de las tormentas solares en esta fase activa no es tan elevado como podría ser.
El sol – sobre todo – es la vida. Mi Dios.
ANNA ÅSTRÖM 