El sonido más bonito del mundo

(favorito repetido)

DSC_0108

Un día, hace muchos años, llamé a mi abuela y después de hablar un rato me preguntó: “¿Sabes cual es el sonido más bonito del mundo?”

Yo empecé a proponer sonidos – podría ser…: las primeras notas de piano de una composición de Jan Johansson, la risa de los niños, las palabras “Te Amo”, el sonido del agua cuando te tiras a la piscina un día de 40º, los aplausos cuando ganas un concurso, el “noc, noc” en la puerta esperando a Papa Noël… A lo mejor lo más bonito es la palabra “Gracias”, el violín, pequeños pies corriendo por el pasillo es sábado por la mañana, el canto del mirlo…

No sé…

Anna, es cuando suena el teléfono en el apartamento de una anciana solita. El corazón da un brinco cuando alguien piensa en ti y se toma tiempo para llamarte solo para charlar un ratito…”

Mi abuela ya no está – mi abuelo tampoco – y cada año me quedan menos ancianitos por llamar pero siempre, siempre, hay alguien (a lo mejor ni siquiera tan mayor) que se alegra cuando dices “hola” ….aunque sea por teléfono.

La verdad es que, si lo piensas, es fantástico que con una llamadita puedas dar felicidad… hay que aprovechar esa oportunidad… 

 

Hablando Sola

Pasos playa

En muchas situaciones me pillo hablando sola. Siempre, por supuesto, cuando no me oye nadie pero aún así me siento un poco tonta cuando me doy cuenta.

Ahora he leido un estudio en la revista «Quartery Journal of Exprimental Psychology» que comprueba que hablar solo estimula el cerebro y también te hace más eficiente y mejora la capacidad de concentración.

A partir de ahora, a lo mejor, me sentiré un poco menos mal cada vez que me doy cuenta de que hablo con migo misma o con «Sr Invisible».

Guiñando un ojo a mi yo…

El Caribe 027

Por primera vez como madre me he ido de viaje – cruzando océano – sin mis hijos.

En hora temprana estuve observando gente y escuchando conversaciones intercambiando alguna mirada en silencio y de repente tuve la sensación de estar alejándome de mi identidad. Normalmente las personas a mi alrededor me ven con mis hijos y relacionan mi vida y mi rutina con ellos y siempre me siento muy cómoda y, de alguna manera, protegida en mi papel como madre y punto…  pero en ese instante – sola solo yo – ¿quién era en los ojos de los demás? ¿Quién quería  y podría ser?

La falta de mis pequeñas sombras de luz me dejó un vacío temporal dentro de mi pero a la vez me llenó de mi misma. Me hizo sentir ligera, libre… como de escapada de mi existencia, incógnita en mi propia vida.