Después de la tormenta

#peacefulness 1

 

El amanecer es largo hoy – a la luz le cuesta atravesar la manta de niebla, que cubre prados como una nube terrestre, para recuperar su espacio después de oscura noche de tormenta.

El día aguanta la respiración otro momento dando una oportunidad al campo para volver a encontrar su contorno – sus sombras y matices.

Espero a que se levante el telón y abro la puerta al otoño. Inspiro el olor tan típico de lluvia y tierra. Veo que las hojas de las moreras se han vuelto amarillas y los petirrojos han cambiado su canción.

Te invito a que, después de leer mis pequeños textos, intentes describir tu «este momento» de la misma forma, fijándote en colores, sonidos y olores. No hace falta escribir …simplemente sentir.

…un paseo largo reparador…

El flujo constante de noticias que cruzan el mundo, del que me cuesta alejar a pesar de no ver televisión, me inhibe y me contamina. Mi hipersensibilidad me  paraliza y lo ha hecho desde que era pequeña. Destrucción ambiental, hambre, opresión, enfermedad,… Siento todo como un peso enorme sobre mis hombros – demasiado pesado para llevarlo día a día.

Cuando me convertí en madre, hubo un momento en que tuve que tomar una decisión necesaria para poder ser la persona que quería ser – para ser capaz de sentir esa felicidad y equilibrio que debería…  No fue, para nada, tan fácil como puede parecer ahora cuando lo escribo. Tuve que volver a aprender a fijarme en esos pequeños detalles a mi alrededor que en algún momento dejé de ver. Poco a poco mi forma de pensar y sentir cambió. Al principio me constó mucho trabajo pero llegó un momento que simplemente estaba allí. La luz comenzó a entrar en mí. 

Tengo muchos trucos ahora que utilicé (y sigo manejando) que, si quieres, me encantaría compartir para que el oscuro otoño e invierno sean menos oscuros. Son pequeñas cosas fáciles que marcan gran diferencia.

Esta mañana di un largo paseo reparador, abriendo mis sentidos, llenando mi cuerpo de aire frío y luz matutina. Miré para ver y escuché escuchar y cargué mi mente con energía positiva – esa energía vital necesaria para ser la persona que quiero ser hoy.

new week – new energy

Esta semana que ha pasado ha sido, para mi, dura… decepciones, migrañas,… Mi energía vital ha brillado con su ausencia PERO …

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…ya es lunes después de un fin de semana muy reparador – de no salir de casa más que para paseos entre campos de trigo, marcados por sombras de encinas, con las montañas nevadas en el horizonte. Frío, sol,… y con la necesidad de cambio. Al final, lo que más energía me aporta es la creatividad y lo que más me ayuda a mantenerla es la rutina así que…

Esta semana arranco dos nuevos proyectos; poemario en sueco y curso en naturopatía holística 😉

He decidido que ya es hora de traducir mi segundo poemario («Me asomo a la noche») de castellano a sueco. Es un proceso bastante complejo ya que la poesía no se puede traducir palabra por palabra porque hay que encontrar el ritmo, el tono y el sentido de cada verso. El invierno es la época perfecta para este trabajo ya que requiere muchas horas delante del ordenador.

Por otro lado llevo mucho tiempo con la idea de aprender más sobre la naturopatía holística. He heredado de mi madre y abuela un gen de bruja 😉 e interés por las plantas y sus beneficios y ya he decidido hacer un curso de 15 módulos lo cuál me obliga cierta rutina sin interferir en mi trabajo diario de joyería, pintura, escritura,…

Así que, con nueva ilusión, respiro este lunes cualquiera muy especial!

 

 

El prestar atención a los pequeños detalles y momentos ayuda a manejar las cuestiones grandes.

Hace algunos años pasaba por una época con la sensación de no vivir mi vida. Me sentía totalmente vacía a pesar de tenerlo todo. 

Vivía un sueño; tenía amor, casa, niños, jardín, trabajo,… y aún así me levantaba cada mañana deseando estar en otro lugar, en otro tiempo, en otro cuerpo.

Me pesaba el mañana y el ayer, la comida y la ropa, la cabeza, y los pies, las guerras y el cambio climático. Me ahogaba. Me paralizaba.

Necesitaba cambiar mi día a día – con o sin ayuda – para poder ser la persona, la madre y la compañera que quería ser. Tenía que cambiar mi actitud para no sentir el vértigo de perder los estribos…

A pesar de ser consciente de la importancia de la actitud en sí, el cambio no es nada fácil. Los pensamientos y las acciones son muy parecidos a los átomos y las moléculas (o iguales – al final somos parte del todo) – actúan por inercia buscando el camino y el movimiento que menos energía gasta.

Empecé a escribir. No fue el típico diario pero si escribía todos los días. Decidí ponerme horario y obligarme a escribir en el ordenador e incluso elegí el formato blog para sentir la «presión» de lectores – crear compromiso – y mi reto era escribir algo positivo todos los días. Podía ser una reflexión mía, un sueño, un dicho que me gustaba, una foto bonita, un cuento,… algo.

Esto me hizo cambiar el foco poco a poco y con el tiempo noté como me levantaba por la mañana buscando bonitos imágenes, cazando bellos momentos,… mirando con otros ojos…

Estuve dos años así – todos los días – hasta que llegó un día que sentí que ya… Ya! …y cerré la puerta a ese zyber-espacio que había creado. Ya no lo necesitaba más. Ya podía ver las noticias en la tele sin hundirme, podría considerar lo que podría hacer yo por el medio ambiente sin sentirme abatida por la sensación de impotencia paralizante.

Ya podía y quería seguí mi camino y aplicar esa energía creativa y ese tiempo en mirar hacía otro paisaje.